
Nuestra música subsiste entre la memoria y el olvido, realzándose hoy con ímpetu la neta idiotez pornográfica y machista- Aunque paradójicamente su publico es femenino- que prostituye nefasto contenido y es estéticamente considerado como MIB: ¡ Música Industrial Basura!.
Esa música produce tan baja calidad de cultura, que nos llevamos a la más pulcra preocupación de lo que nos ampara en el desarrollo o en la evolución- Sí es que hay- de la música. Con menos audacia y prudencia- Los medios lo piden- respetando los gustos de cada quién, presento la certera pasión que tenemos unos pocos ante la verdadera música de nuestras tierras, desde los gritos de la independencia hasta hoy.
¿Alguien conoce las sublimes palabras del compositor José ponce de León? Considerado como el primer compositor colombiano, exaltando al pueblo con sus airosas arias. Arias que disfrutan de su encierro entre la memoria y el olvido, perdiéndose casi por completo el pequeño repertorio de la Opera en Colombia; Sólo se conocen- ¡muy poco!- dos Operas: Ester y la Florinda. La primera Opera solo tenemos una versión no original- al menos- del compositor
La segunda Opera carece de todo conocimiento del libreto y música: ¿ Cómo podemos encontrar y conocer la eterna Florinda? Luego de indagar y leer distintos trabajos de investigación sobre la Opera en Colombia y divulgación en artículos del "Papel Periódico Ilustrado", llegue a la cruel conclusión de no encontrarla; Quizás Florinda se convirtió para mi el Montezuma colombiano.
Sólo encontré unos pequeños párrafos, donde se testimonia- N. Gonzáles- un pequeño ensayo o quizás presentación de la Opera.... Las emociones conjugan la alegría del tal hallazgo, pero el desinterés purga todas las hospitalidades...Sólo espero encontrarla....
MONTEZUMA COLOMBIANO
N. GONZALÉS
"....Experimentamos, excesivamente singulares en esta capital. Concurrimos a oír en su fuente, es decir, de manos del mismo compositor señor José M. Ponce de Lean, en el harmonium donde lo compuso, y leyéndonos las palabras el autor de ellas, señor Rafael Pombo, la nueva Ópera colombiana "Florinda," en cuatro actos, y de tan grande formato como se quiera y como el teatro en que se dé lo permita.
La otra tarde o la otra noche,-pues desde temprano hasta
cerca de las once estuvimos presentes, y seis horas nos parecieron un momento,-una de las salas más reducidas de Bogotá se convirtió en un pedacito de París, de Viena o de Milán por el asunto que allí nos llevó, y por las emociones que
Hemos aludido a la sala, y no dejaremos de decir lo que allí encontremos, porque siempre hay

Dos espejos, que allí parecían estar de más; libros y papeles de música, italiana, francesa y alemana, escuelas de las cuales participan Ponce y sus obras; y en sofaes y asientos de calidades varias unos veinte caballeros, entre ellos el Presidente de la República Dr. Núñez, los Secretarios de Hacienda y de Guerra, los Senadores Drs. M.M Castro, Marcelino Gutiérrez, Pacífico Orejuela, Clodomiro Castilla, y el abajo suscrito, los Representantes B. Núñez, Quijano, el Dr. Joaquín Ortiz, y el señor Ismael Alcázar, con otras personas de la prensa.
Aunque éramos solo veinte, cabíamos estrechamente ¿Qué tan pequeña será la sala? Su lujo era de artista, pero de artista de Bogotá, que muy otra cosa fuera si aquí no hubiese nacido; y en aquel espacio de pocas varas cuadradas no tardamos en columbrar mundos vastos y resplandecientes, y en sentir lo que bastaría a llenar teatros de primer orden y salones de alcázares imperiales...
No acertaremos a describir lo que oímos, que esto fue mucho y muy variado, pero si estemos ciertos de que la impresión que produce la "Florinda" es la de una viva simpatía, porque letra y música rebosan de amor en todas sus faces interesantes, ya soplando como una suave brisa en la escena campestre del primer acto, ya como encontrados vientos en el segundo y tercero, donde luchan la hija, la princesa, la dama y la enamorada, dentro del corazón de la heroína, y luchan el rey, el hombre, el esposo y el amante dentro del corazón de D. Rodrigo; Ya, en fin, como un huracán en el acto último, escena de batalla, de terror, de pasión martirizada y delirante, de dies irae, dies illa ( "Día de ira, aquel día..), de muerte para Florínda y Rubén, y de horrorosa expiación para D. Julián.
Florinda, es ante todo poesía en drama, escrito esta con una maestría e inspiración tan superiores, que al revelársenos Pombo en el terreno escénico, por donde no le habíamos sentido sus pasos de gigante, hémosle tenido (si cabe) doble admiración, como sucederá a todos los lectores cuando conozcan este primer parto dramático de quien, para ser su fama envidiable, tenía con sus poesías líricas.
El asunto del drama, tomado de una conocida aventura del último Rey de los godos, lo ha tramado Pombo con el mayor ingenio, utilizando algo del poema del duque de Rivas, pero elevando enormemente los caracteres y cambiando totalmente el principio y el desenlace; y las variadas escenas patentizan la flexibilidad y completa capacidad de nuestro poeta, que, al resucitar, se nos descubre con el mismo sentimentalismo y fuego de la Edda de ahora años.
Para colmo de su gloria y la de la patria, parece que Pombo se va a asegurar un culto universal con la delicada, vigorosa y cabal traducción musical de nuestro ínspiradísimo y fecundo compositor. La aria de la Cava en el primer acto no puede ser más viva, amable y graciosa; Donde precede una admirable descripción musical de una bella tarde de Andalucía y de la primera pasión de una joven inocente; excelencias que se observan también en seguida, en el diálogo de los dos enamorados.
La aria de D. Rodrigo en el segundo acto, quisiéramos oírla cada día, porque es amor de ángel en corazón de soberano, destilado con extrema delicadeza en medio de la mundana borrasca de un festín; y el mismo acto contiene unos brindis y otros incidentes de mucha fuerza, al són de un vals encantador y del carácter local de música española, marcado, no por un democrático jaleo, sino con efecto elevado y original. Del tercer acto no entendimos mucho al principio por ser música a la alemana muy trabajada y que requiere varias audiciones; Pero luego ocurre un dúo entre padre e hija, tan feliz y patético que trajo las lágrimas a los ojos de todos los presentes: Son dos temas diversos, a cual más apropiado, que conciertan con aquel arte consumado que parece obra de la casualidad.
Retirados ya muchos concurrentes, por lo avanzado de la hora, sólo unos pocos disfrutamos del dies ira del último acto inspiración a un tiempo solemne, sombría y extasiadora. Sólo esto oímos del acto cuarto, pues a crueldad exigir más del señor Ponce, que traspiraba a torrentes por el esfuerzo de hacer comprender tantas voces y una grande orquesta con sólo dos manos que llevaban ya horas de ejercicio; siendo de advertir que en tres de los actos hay grandes trozos concertados.
Con sentimientos y temas diferentes, lo que en pocas otras óperas ocurrirá.
Los mismos concurrentes nos hemos citado después, para acabar de oír en otra noche (quizá el viernes próximo) tan preciosa obra, y acaso así podamos trasmitir al público más pormenores de nuestras emociones.
El país debe enorgullecerse de poseer un genio tan bien probado, en todos sentidos, como el del señor Ponce de León ; y honra será para todos nosotros cualquier esfuerzo que hagamos para que el mundo artístico confirme los títulos a que es acreedor. El esta l amado a llenar con su ta lento los más vastos templos del arte, y no la modesta sala en que proporcionó a nuestras almas tan exquisito regalo..."
Sólo espero encontrarla....
Fuentes:
- La ópera colombiana: una investigación musicológica con miras a la restitución. (Torres López, Rondy F.)
- Ponce de León "Periódico Ilustrado"
- identidad nacional - Pontificia Universidad Javeriana
- Opera Ester: Youtube
- Théo van Rysselberghe María Sèthe en el Harmonium (1891) Pintura
- Jose Maria Ponce de Leon y Quevedoi Arvelo ( libro)
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