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El Castillo de Barba Azul. Bartók

"El canto se  expresa desde el principio  al fin en un lenguaje húngaro homogéneo y puro"


¡Conozcamos!... una de las obras operísticas  más grandes y poco conocidas del  compositor húngaro Bela Bartók ( 1881- 1945)  "EL CASTILLO DE BARBA AZUL" , contemporáneo del Maestro colombiano Antonio Calvo; Aunque ambos nunca se conocieron, sus vidas fueron marcadas por fases que influyeron en su obra de composición: La resignación y la incomprensión de la vida .


El tema legendario, estilidizadísimo sacado del cuento de Perrault Reviste, en el libreto adaptado por Belá Bartók, la forma de un drama lírico tratado según la balada húngara.¿Se debe ver un símbolo en la elección de este asunto? ¿Encontraría Bartók en  la opacidad del clima de ese libreto, en el que se desarrolla una acción lenta y sumaria, alguna correspondencia con la melancólica vida? ¿No experimentaría en la oscura tonalidad de la adaptación escénica del poeta  Bálazs(1884-1949)  algo como el sentimiento de encontrarse excluido del mundo, y en la dualidad que opone a la esposa y su dueño, no sentiría más aún la distancia cada vez mayor que le separa de su mujer?

La obra, en un acto, está precedida por un prólogo en el que  el recitado evoca "las viejas historias que hacen justicia a todos nosotros, culpables o inocentes". Dos personajes aparecen en escena: Barba azul (papel confiado a un bajo cantante) y Judit (mezzosoprano), su cuarta mujer. En el salón de un antiguo castillo en el que reinan el misterio y el terror, Judit va abriendo, una tras otra, las puertas de la sala de las torturas, del almacén de armas, del tesoro de "ese bello jardín regado por la sangre" y del grande y hermoso dominio de Barba Azul.
Se le niega el permiso de abrir las dos últimas, pero, ante su insistencia , Barba Azul hace saltar el secreto que guarda, tras un muro de lágrimas (Aguas durmientes, aguas dolientes), la mazmorra de sus tres esposas anteriores, especies de etéreos  fantasmas condenados al silencio y reducidos a la postración.

Después del de la Mañana, el del Mediodía y el del Crepúsculo," tú serás el de la noche-dice Judit-.Ahora no habrá más que sombra, la sombra para siempre...". Pretexto para una serie de cuadros fuertemente expresivos, para imágenes más simbólicas que abiertamente sugestivas, el conflicto del hombre y la mujer se prologa, más allá de la pareja, en los que oponen a los pueblos; la aparición de las riquezas del tesoro de Barba Azul sólo da la ilusión de la felicidad. El amor que Judit quisiera ver triunfar atraviesa todas las fases de la esperanza, de la conquista, del deseo y desemboca en el fracaso. Incluso detrás de la estampa mágica del jardín maravilloso se esconde la crueldad de las leyes de la naturaleza.

Jorge Sebastián, discípulo de Bartók desde 1918 y que dirigió en Nueva York, en 1943, El castillo de Barba Azul, habla en estos términos: "Aquí todo es simbólico. El mismo castillo, que simboliza la vida humana, y sus siete puertas, detrás de las cuales se esconden los elementos de esta vida: la tortura que padecemos sin cesar; las armas que continuamente estamos obligados a empuñar para defendernos; las riquezas que envidiamos sin cesar; el jardín floreciente, única nota dichosa de nuestra existencia; la ambición de la posesión, que nos atenaza continuamente; las lágrimas que vertemo.s; en fin, el misterio de todos los misterios: las mujeres del pasado, que amamos siempre y nunca mueren. Pero, en medio de todo esto, el hombre vive solitario en la sombra.."

La obra no es una ópera llena de convencionalismos tradicionales, en la que las arias y los dúos constituyen los trozos de efecto; en ella el diálogo se desarrolla en un recitativo casi continuo. "Llámala- dice Kodály- una sinfonía de cuadros o un drama acompañado por una sinfonía; lo que es "seguro es la imposibilidad de separarlos y que en esa unión hay una obra maestra- !Una revelación!-, un geiser musical de sesenta minutos de un trágico comprimido que no deja más que un deseo: escucharlo otra vez"

Es una declamación puramente húngara, la melodía se moldea  sobre ciertos giros folclóricos  a los que da un fuerte impulso una gran variedad rítmica. La partitura musical, rica en imágenes evocadoras, es muy animada en su orquestación, como para contrastar más con el lado estático de los papeles cantados. El comienzo no deja de tener analogía con el de Peleas, al que se acerca por el clima poético, casi inmaterial, y por el tétrico alumbrado de las notas graves  de la cuerda. En cambio, únicamente el asunto permite una alusión a Dukas, cuya Ariana y Barba azul está  concebida en un espíritu enteramente distinto.

"....La nueva generación destrozada por la guerra, tan atormentada y agitada, pero de una voluntad tan buena y tan firme, reconoció su alma en la obra. Poco a poco las últimas objeciones fueron debilitándose: Bartók había llegado" (Bartók Pierrethe Mari)

Créditos: "Bartok" Mari Pierrethe.

 El libreto de la Opera: http://kareol.es/obras/elcastillodebarbazul/libreto.htm



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